Teniendo en cuenta las consultas que recibo en mi consultorio, tanto real como virtual, siempre me encuentro con infinidad de obstáculos que existen para que la gente pueda lograr la configuración de una personalidad atractiva.
Las consultas varían según el género y la edad, pero hay una que es muy frecuente: La timidez. El gran monstruo de las interacciones sociales. Una especie de carga muy pesada con la que muchos suelen cargar a sus espaldas, sintiendo cómo los limita al momento de interactuar con los demás. La timidez en ocasiones nos hace ver el mundo social como un esfuerzo que tenemos que hacer para encajar o ser tenidos en cuenta; constantemente escuchamos una voz interior que nos dice “mejor evítate esta interacción, no tienes la necesidad de saludar a ese extraño”. Esa voz constantemente nos presta infinidad de excusas para evitar las interacciones.
Ahora bien. Quiero que hagas un ejercicio: en este instante probablemente estés en tu cama, descansando con tu laptop en las piernas; o quizá estés en una silla o hasta de pie leyendo este post en un teléfono celular. No importa cuál sea tu caso; lo que quiero es que te pongas en una posición en la que te puedas acomodar y sentirte cómo durante los siguientes minutos.
¿Ya lo hiciste? ¿Mejoró? ¿Alguna parte de tu cuerpo descansó o dejó de incomodar? Yo lo acabo de hacer: me quité la chaqueta, puse mi espalda más recta y respiré profundo; gracias a esta REACOMODACIÓN, mi espalda está más cómoda y mi cuello dejó de recibir tensión. Conclusión: REACOMODARSE hace que desaparezca la incomodidad.
La intención de este pequeño ejercicio es darte a entender que cuándo te reacomodas, mejoras tu posición y te sientes con más comodidad, claridad o tranquilidad. Este fenómeno de la reacomodación, no siempre es un fenómeno del cuerpo, también es un fenómeno muy importante en términos psicológicos. La reacomodación o el re-encuadre como se llama en muchos enfoques terapéuticos, es uno de los objetivos principales de cualquier proceso de consultoría, entrenamiento, pedagogía, psicoterapia y orientación.
Esta serie de sesiones, llamada OBSTÁCULOS DE LA SEDUCCIÓN, tiene como objetivo principal reacomodar la actitud o sensación que tienes frente a todas aquellas cosas que se interponen en tu camino hacia la configuración de una personalidad atractiva. Así que acostúmbrate a esa palabra, reacomodación. Reacomodación de tonos emocionales, de ideas, de uso del cuerpo, de creencias, incluso hasta de sabores o imágenes; TODO ES SUCEPTIBLE DE REACOMODACIÓN.
Iniciemos entonces con la reacomodación de la idea de la timidez. A partir del día de hoy, no tendrás es idea de la timidez limitante, al contrario, tendrás una oportunidad de percibirla como realmente es, relacionarte con ella y hasta usarla a tu favor.
Empecemos con la frase: “Soy una persona tímida”. Toda frase que implica una etiqueta sobre sí mismo, tiene varios efectos: El primero, auto programación de todo tu sistema emocional y comportamental para comportarte como una persona tímida. El segundo efecto es una proyección hacía los demás, quienes confían rápidamente en tu frase y logran que tu sistema familiar y social te ayude a configurarte a ti mismo como una persona atractiva. Lo que dices sobre ti mismo, tiende a ser creído por los demás con mucha facilidad pues, a la final, quien se supone que mejor te conoce eres tú mismo.
Existe un tercer efecto: Generalización. Cuando te dices a ti mismo y a los demás que eres una persona tímida, entonces logras una sola reacción en todo el mundo y en ti mismo. Te pones un letrero gigantesco en tu frente que dice: “hola, soy una persona tímida, trátateme como tal, hazme sentir como tal y ten en cuenta que soy una persona tímida todo el tiempo”.
¡Así es! Ese es el peligro de hablar mal sobre ti. Y no sólo pasa con la timidez, pasa con el mal genio, la sexualidad, la pereza y con muchas cosas más. Así que cuida lo que dices sobre ti que si tú no te crees esa historia, el resto sí y terminará por hacértela creer.
Así que, ten en cuenta lo siguiente tú no eres una persona tímida TODO el tiempo. Tampoco eres una persona tímida CON TODAS LAS PERSONAS. Así que la primera reacomodación que tienes que hacer es que tu timidez no es una situación permanente, al contrario, es una situación episódica y, seguramente, menos frecuente de lo que crees. Así que, para hacer la reacomodación de tu timidez, tienes que definirla y limitarla COMO REALMENTE ES: UN COMPORTAMIENDO DE TIMIDEZ. La timidez no te define, NO ERES TIMIDEZ, simplemente tienes comportamientos de timidez en ciertos momentos y ocasiones ESPECÍFICAS. Primer paso para la reacomodación de este obstáculo de la seducción: contesta las siguientes preguntas:
¿Cómo sé que me estoy comportando de manera tímida?
¿Cuántas veces en el día de hoy me he comportado de manera tímida?
¿En qué situaciones me comporto tímidamente?
¿Con qué personas me comporto tímidamente?
Estas preguntas te ayudarán a encontrar le especificidad de tus comportamientos de timidez. Recuerda, de ahora en adelante YA NO ERES UNA PERSONA TÍMIDA. Se siente bien leer esa frase ¿No es así? Entonces YA NO ERES UNA PERSONA TÍMIDA, ahora eres una persona que OCASIONALMENTE se comporta de manera tímida. Ahora, reforcemos la reacomodación con las siguientes preguntas:
¿Cómo sé que no estoy comportándome como una persona tímida?
¿Cuántas veces al día no me comporto como una persona tímida?
¿En qué situaciones no me comporto como una persona tímida?
¿Con qué personas no tengo comportamientos de timidez?
Estas últimas cuatro preguntas te ayudarán a darte cuenta que HAY MUCHOS MOMENTOS EN LOS QUE NO ERES UNA PERSONA TÍMIDA. Descubriendo que YA NO ERES UNA PERSONA TÍMIDA. Sino una persona que tiene interacciones normales la mayor parte del tiempo.
Ahora bien. Seguramente para este momento del post, necesitemos una nueva reacomodación. ¿Tienes algo de tomar al lado tuyo? ¡Toma un sorbo!, respira profundo, acomódate de nuevo en tu lugar. ¿Estás mejor? Bien, continuemos.
Las preguntas te ayudarán a contextualizar las conductas de timidez, es decir identificar en qué momento se disparan y con qué personas. Sin embargo, también quiero hacer una segunda acomodación psicológica sobre la forma en que usas la timidez, mostrándote lo paradoja que encierra el acto de confesar que eres tímido.
Generalmente las personas tímidas son personas que no hablan mucho de sí mismos. ¿Entonces por qué diablos tienen que contar su peor rasgo? ¿Por qué tienen que confesar que son tímidos? ¡No lo entiendo! Siendo así, al confesar que eres tímido, realmente estás diciendo soy inhábil para las interacciones, pero no soy tímido para confesar que soy una persona tímida. ¿Extraño verdad? Léelo de nuevo, por favor. SI ERES TÍMIDO, NO SERÍAS CAPAZ DE CONTARLE AL MUNDO QUE ERES TÍMIDO, AL CONTRARIO, ESTARÍAS ESCONDIÉNDOLO COMO UN SECRETO, NO SALDRÍAS DE TU CASA, NO PODRÍAS INTERACTUAR CON NADIE.
Conclusión: La timidez es una historia que te has contado tantas veces que terminaste creyéndotela y defendiéndola a capa y espada.
Bien, ya has reacomodado los momentos de la timidez, las personas con quien te comportas de manera tímida y hasta estás pensando en la paradoja de ser tímido. Ahora, hablemos de algunas pautas para contrarrestar los comportamientos de timidez.
Usa tus rasgos positivos para contrarrestar la timidez.
Si eres una persona amable, no tienes nada que temer. Mi padre me dijo una frase UNA SOLA VEZ que se me quedó guardada en mi mente: “Con la decencia, nadie pelea”. Recuerdo que íbamos en su jeep rojo, un campero de 1981 que adora con toda el alma (¡Y aún lo tiene como nuevo!), repentinamente un camión que transportaba artículos como libros, videos y otros artículos, se atravesó sin mayor aviso y puso a mi padre a frenar bruscamente. Mi padre decidió hacer uso del pito para poder decirle a este imprudente todas las cosas que no podría gritarle (como lo hacemos la mayoría de los conductores), el hombre se bajó, se acercó a la ventana de mi padre y le dijo: “Tiene usted toda la razón en estar molesto, fue mi error, discúlpeme”. Mi padre quedó algo desajustado con esa reacción y simplemente guardó silencio. El hombre del cambión, subió y continúo, mi padre suspiró y simplemente dijo: “Definitivamente con la decencia, nadie pelea”. Desde ese día, a mis 11 años, se me quedó grabada esa frase y comprendí que la decencia es una herramienta importante para desenvolverse en la vida, seas tímido o no.
Un buen tipo para entrenar la decencia y la amabilidad es: compórtate CÓMO SI fueses James Bond, como si fueras la persona con más clase del mundo. Y trata a cada persona muy bien. Inténtalo durante un día y registra los cambios.
Aplica el reto de las sonrisas.
Sal a la calle, sonríele a todo el mundo y cuenta cuántas personas te devuelven la sonrisa ¡Te sorprenderás!
¡Invoca el síntoma!
Muchas personas cuando están en las interacciones sociales tienen sensaciones como: sudan las manos, les tiemblan las piernas. Te reto a que invoques esos síntomas todos los días a las 8:29 de la mañana. Siempre a esa hora, todos los días. ¡Te sorprenderás con el resultado!
Nunca confieses tu timidez.
¡Así de simple! Si es un rasgo que no te gusta de ti, por qué tienes que andarle diciendo a todo el mundo lo malo que tienes. Entre más le digas al resto del mundo, ellos te creerán y no te presentarán nuevas personas, tus jefes no te pondrán tareas importantes.
Conclusión: NO TE CREAS LAS HISTORIA DE QUE ERES UNA PERSONA TÍMIDA, PORQUE POR SIMPLE LÓGICA, TU NO ERES UNA PERSONA TÍMIDA.
Nos vemos en la siguiente entrega de Obstáculos de la Seducción.